Origen extraterrestre
de la especie humana
Extraído de la revista
New Dawn
Nº 44 (Set.-Oct. 1997)
La noción de que la humanidad fue
creada por algún tipo de manipulación genética extraterrestre, de acuerdo a
algunos investigadores, es la base actual de las historias de la creación,
encontradas en los registros Sumerios antiguos y los posteriores escritos
Hebreos. Esta idea es planteada en detalle en la obra del académico israelí
Zecharia
Sitchin, quien utiliza los
registros Sumerios para argumentar que el moderno Homo-Sapiens fue creado por
seres del espacio exterior llamados "Nephilim". Él cree que los
Nephilim crearon a los humanos mediante la modificación genética del
Homo-Erectus.
En 1989, la hipótesis radical de Zecharia
Sitchin avanzó a otro nivel con la publicación del libro "The Gods of
Eden" (Los Dioses del
Edén), apropiadamente subtitulado: "The chilling truth about extraterrestrial
infiltration - and the conspiracy to keep humankind in chains" (La escalofriante
verdad acerca de la infiltración extraterrestre - y la conspiración para
mantener a la humanidad encadenada). El autor, un abogado californiano con el
seudónimo William Bramley, recopiló las principales investigaciones
anteriores sobre el tema de los "astronautas ancestrales" y las reunió
con una particular visión conspiratoria de la
Historia.
La chocante tesis de Bramley, que confronta casi todas las creencias populares, es la siguiente:
"Los seres humanos parecen ser una raza esclavizada reproduciéndose en un planeta aislado de una pequeña galaxia. La raza humana fue una vez fuente de mano de obra para una civilización extraterrestre, para la cual seguimos siendo su posesión. Para mantener el control sobre su posesión y mantener a la Tierra como una especie de prisión, esa otra civilización ha alimentado un interminable conflicto entre los seres humanos, ha promovido la decadencia espiritual y ha creado en la Tierra condiciones irreversibles de penuria física. Esta situación ha existido por miles de años, y aún continúa hasta nuestros días." (The Gods of Eden).
La idea de que la Humanidad es el
producto de una ingeniería genética, conducida por extraterrestres provenientes
de alguna parte, fuera de nuestro pequeño planeta, desafía tanto a la evolución
darwiniana como al creacionismo. ¿Acaso los dogmas de la ciencia y la religión
nos han cegado la verdad acerca de nuestros orígenes?
Con
alguna excepción, las Iglesias Cristianas proclaman que un supuesto omnisciente, todo-poderoso "Dios", creó
a nuestros primeros padres del "barro", de manera parecida a como el alfarero
moldea la arcilla. Sólo cuando Adán y Eva rompen con las reglas de su Creador
son sujetos al dolor, la enfermedad y la muerte. Por desobedecer a este
"Dios" también condenaron a su descendencia —a toda la Humanidad— a ser
"pecadores". El Cristianismo utilizado por las Iglesias deriva su infortunado
relato sobre Adán y Eva del primer libro de la Biblia Hebrea o Antiguo
Testamento: el Génesis.
Si interpretamos la Biblia
literalmente, asumiendo que se trata de un documento histórico infalible, se nos
presenta un "Dios" (Jehovah o Yahvé) quien, por
su propia palabra, admite ser celoso, colérico y vengativo. El temor del
"Señor" (Jehovah) aparece enfatizado constantemente a través del
Antiguo Testamento. Se espera de Él que recompense a aquellos que lo adoran y
que mantienen la observancia de la ley ritual, gratificando sus deseos mundanos
por posesiones materiales y poder. No se puede dejar de notar que este
cruel, sanguinario y
egoísta "Dios" se
asemeja grandemente a los caprichosos dioses Sumerios.
De
acuerdo al Génesis, este "Dios", demasiado humano, desconocía que sus
apreciados humanos habían echado a perder su creación al comer la "fruta
prohibida". Después de esto, habiendo expulsado a la primera pareja humana del
Paraíso, amenazó a sus descendientes con su cólera hasta el día en que ahogó al
mundo entero con un diluvio.
Este "Dios" Jehovah, como
el historiador Gibbon observa en su obra "The Decline and Fall of
the Roman Empire",
(Declinación y caída del Imperio Romano; Nota de AFR) es un,
"ser propenso a la pasión y al error, caprichoso a su favor, implacable en su resentimiento, celoso de su supersticiosa adoración, y confinando su providencia parcial a una simple persona y a su transitoria vida."
La investigación indica que la Biblia Hebrea, lejos de ser un texto histórico infalible creado por un Ser Supremo, resulta ser una gran revisión compilada de por lo menos dos trabajos completamente separados. Reunidos en el Libro del Génesis existen dos trabajos separados conocidos por los académicos como las tradiciones del Norte "E" y las del Sur "J", las cuales son complementadas por revisiones e inserciones adicionales. En la "E" (que contiene los pasajes referentes a los Elohim) reside la tradición pre-Judaica de la gente del Norte, quienes exaltaban al Más Elevado Dios, El, y a los subordinados Elohim. Los pasajes correspondientes a "J", o Jehovistas, describen una entidad totalmente foránea, el malvado Jehovah (YHWH), el "Señor". De acuerdo a Max. J. Dimont, en "Jews, God and History" (Judíos, Dios e Historia; Nota de AFR):
"En el siglo quinto A.C. los sacerdotes Judíos combinaron porciones de los documentos 'J' y 'E', añadiendo un pequeño aporte personal (conocido como el fraude piadoso); los documentos resultantes se conocen como 'JE', ya que Dios en estos pasajes es nombrado como 'Jehovah Elohim' (traducido como 'Señor Dioses')."
A esto se debe que encontremos, dentro de la Biblia, imágenes contradictorias y conflictivas del Supremo Dios. Encontramos a Jehovah, un dios tribal, enmascarando al Ser Supremo. Los primeros capítulos del Génesis describen un combate impresionante entre dos poderes rivales. Por un lado está el Más Elevado Dios y Sus Elohim, quienes crean mediante su propio espíritu manifestado; y por el otro lado está el malévolo Señor Dios, Jehovah, quien creó a un ser sintético compuesto de 'barro'. Jehovah resulta ser Satanael, un Elohim que se levantó en rebelión contra el Supremo Dios. Aunque posteriormente nombrado el Único Dios, inicialmente los Hebreos conocían a Jehovah sólo como uno más de los muchos Elohim. Ellos citan el Canto de Moisés para distinguir entre el Más Elevado y el Jehovah usurpador:
"Cuando el Altísimo repartió las naciones, cuando distribuyó a los hijos de Adán, fijó las fronteras de los pueblos, según el número de los hijos de Dios; mas la porción de Yahvé fue su pueblo, Jacob su parte de heredad".
(Deuteronomio 32:8-9).
Los Cristianos Gnósticos de los
primeros siglos, quienes preservaron las enseñanzas originales de Jesús, hacían
una distinción entre el Padre Celestial y el dios de la Biblia Hebrea.
Jehovah (YHWH) no era el Padre revelado por Jesús. Mientras la
Biblia Hebrea revelaba a un dios tribal, el Dios de Jesús era el Ser Supremo
Universal de toda la humanidad. El dios Hebreo era un dios de temor, el Padre
Celestial de Jesús era un Dios de amor. De hecho, Jesús nunca
se refirió al Padre Celestial como Jehovah. El Evangelio Gnóstico de
Pedro establece que los Hebreos se encontraban bajo la ilusión o engaño de
que conocían al Ser Supremo, pero eran ignorantes del mismo, y conocían sólo a
un falso dios, un impostor, cuya naturaleza verdadera era desconocida para
ellos.
Los Gnósticos, basados en su profundo estudio
del Libro del Génesis, exponen a Jehovah como Satanael
el Demiurgo, el poder creativo de este caído mundo material, que es
hostil al Ser Supremo. Un maestro Gnóstico dijo cómo el Padre desconocido creaba
a los ángeles, a los arcángeles, potestades y dominaciones. El mundo, sin
embargo, y todo en él, fue construido por siete ángeles particulares, y el
hombre también es obra de los ángeles. Estos ángeles él los describió como
artesanos flojos y rebeldes.
Saturninus (90-150 D.C.),
quien estableció una importante comunidad Gnóstica en Siria, enseñó que el Único
Dios Verdadero, el Padre Celestial revelado por Jesús, habita en el más elevado
Reino de la Luz. Entre este trascendente Reino de Luz y nuestro mundo finito
existe una vasta jerarquía de arcángeles, ángeles y poderes espirituales;
los constructores del Universo y los diseñadores del Hombre. Por necedad y
vanidad, Satanael se rebeló contra el Reino de la Luz, liderando a un
grupo de ángeles seguidores. Satanael y sus lacayos maquinaron atrapar a
seres espirituales en cuerpos físicos. Saturninus contó cómo el ángel
creador, Satanael, procuró crear cuerpos físicos humanos a imagen de seres
espirituales. De esta manera ellos planearon mantener a los seres espirituales
permanentemente atados a cuerpos físicos.
En el recuento de
la creación de Saturninus, Satanael, el ángel creador, sólo
pudo formar un androide primitivo. Fue necesario animarlo con un ser
espiritual de los reinos superiores. Entonces, Satanael atrajo de los
reinos celestiales, hacia su universo carente de alma, una "chispa de luz"
y la atrapó dentro del cuerpo material de Adán. De acuerdo a
Apelles, otro antiguo maestro Gnóstico, los seres espirituales fueron
seducidos para descender desde su lugar en los reinos celestiales por la
oportunidad de tener una experiencia física, siendo luego atados a cuerpos de
carne mediante las maquinaciones de Jehovah. Generación tras
generación la "chispa de luz" se incorporó en las formas humanas. Pronto, estos
seres espirituales fueron absorbidos tanto en el mundo material que perdieron
toda conciencia de su origen en el Reino de la Luz. Se encontraron a sí mismos
capturados en el mundo de Satanael el Demiurgo. De hecho, se convirtieron
en esclavos de su malévolo creador.
La Iglesia Católica, al aceptar la Biblia Hebrea en
su interpretación literal, confunde a Jehovah el dios tribal con el
Ser Supremo. Imitando a la antigua Israel, la Iglesia se establece como un
imperio político y religioso. Sólo los Cristianos Gnósticos permanecieron en su
camino. Los Gnósticos pronto se encontraron siendo denunciados
viciosamente como herejes, mientras que sus libros sagrados eran robados y
quemados. Gracias al descubrimiento milagroso de algunas escrituras Gnósticas
en Nag Hammadi, Egipto, hace cincuenta años, podemos tener una mejor
comprensión de las comunidades Cristianas Gnósticas de los primeros siglos de
nuestra era.
Un trabajo Gnóstico descubierto en Nag
Hammadi denominado el Apocalipsis de Adán, es un recuento de la
creación de Adán y Eva. Este libro, que data del primer siglo, pudo haber sido
un intento de reconstruir el Génesis original. Dice que Adán
declaró:
"Cuando dios me creó de la tierra,
junto con Eva tu madre, estaba con ella en la gloria, la cual ella había visto
en el Eón de donde hemos venido (Reino de la Luz). Ella me enseñó una palabra de
conocimiento del Dios eterno. Y nosotros nos asemejábamos a los grandes ángeles
eternos, porque éramos más grandes que el dios que nos había creado y que los
poderes en él, a quien no conocemos.
Entonces dios (el
Demiurgo/Satanael), el regente de los eones y de los poderes, en
cólera nos dividió. Entonces nos convertimos en dos eones. Y la gloria en
nuestros corazones nos abandonó. Después de aquellos días, el conocimiento
eterno del Dios de la Verdad (Padre Celestial) se retiró de mí y de tu
madre Eva. Desde ese momento aprendimos acerca de las cosas muertas, como el
hombre. Entonces reconocimos al dios (Demiurgo) quien nos había creado. Nosotros
no le éramos extraños a sus poderes. Y le servimos a él en temor y
esclavitud."
Los Gnósticos entendieron que
existen muchas órdenes diferentes de seres. Sus escritos refieren numerosas
jerarquías de entidades espirituales, tanto de la Luz como de la
Oscuridad. Estos seres no sólo se mueven en frecuencias sutiles, sino que
pueden tomar formas en la dimensión física. Como los Esenios y
Jesús, los Gnósticos reconocían la habilidad de los "ángeles" de poder
corporificarse. Los ángeles caídos eran a menudo referidos como regentes o
Arcontes, y el jefe de los Arcontes era conocido por varios nombres
como Satabael, Jehovah, Ildabaoth, Sacklas,
Satán, Sammael, etc. Ellos poseían el poder para crear cuerpos y
creían ser "dioses". Como consecuencia de su estado degenerado le eran hostiles
a la humanidad y evitaban que esta adquiriera su liberación
espiritual.
John A. Keel, autor de "Disneyland of the
Gods", y "Our Haunted
Planet" ("Disneylandia
de Dioses" y "Nuestro planeta cazado"; Nota de AFR), argumenta que el
creciente interés aparecido a finales del siglo XX, en relación a los
extraterrestres, alienígenas y OVNIS, es solamente una versión
moderna de las mismas fuerzas que otras personas y culturas alguna vez
identificaron como "demonios" o "ángeles caídos":
"Los platillos voladores son meramente
otro marco de referencia que nos provee de explicaciones aceptables para algunos
de estos grotescos eventos. Un fenómeno invisible está acechándonos
constantemente y manipulando nuestras creencias. Sólo vemos lo que ellos eligen
que veamos, y usualmente nosotros reaccionamos.
"La idea de
que el cuerpo humano es el resultado del trabajo de ángeles creadores malévolos
es notablemente parecida a la idea de extraterrestres involucrados en ingeniería
genética para "crear" al homo-sapiens. ¿Estamos tratando con el mismo fenómeno?
¿Conocían los Gnósticos la verdad acerca del verdadero origen del hombre y de
los poderes invisibles que buscan mantener a los seres humanos atados? ¿Son los
malévolos ángeles creadores quienes, según los Gnósticos, secuestran a seres
espirituales y los atrapan en cuerpos físicos, los mismos dioses creadores
extraterrestres de Sumeria? Considere la siguiente
observación de un académico Gnóstico, el Dr. Stephan Hoeller:
"Los ángeles estelares y otros espíritus regentes aparecen como tiránicos, limitando las agencias en esta visión Gnóstica. Ellos son usurpadores que señorean sobre la humanidad y la creación con el fin de acrecentar su propia importancia y gloria. Le incumbe entonces a los conocedores realizar esto y alejarse tanto como sea posible de la influencia de estos poderes. El predicamento existencial de la vida humana radica en la incómoda dominación que ejercen estos dioses menores sobre el espíritu de los seres humanos, y de la cual sólo la realización de la Gnosis puede extraerlos." (Jung and the Lost Gospels).
Los ángeles creadores o Arcontes
también se caracterizan como poderes terribles o fuerzas de ilusión y
negatividad. Son como carceleros de una prisión, buscando mantener a sus
cautivos humanos atados a la Tierra. Atrapado en las ilusiones de la
existencia material, el hombre cree que es solamente un cuerpo y no logra darse
cuenta de la verdad acerca de su origen. Esta condición perpetúa la ceguera
espiritual, dejando a la Humanidad cautiva de los
Carceleros.
Sin embargo, los Gnósticos nunca cesaron de
proclamar que el Verdadero Ser del Hombre no es su cuerpo, y
el mundo material definitivamente no es su verdadero hogar. El Hombre
es un ser espiritual y su propósito es la realización de su Ser Superior, esa
chispa de luz exiliada en el cuerpo físico. Su destino es retornar al Reino de
la Luz, su verdadero hogar más allá de las estrellas.
Debemos
despertar y tomar conciencia de nuestro origen, de dónde venimos, cómo fuimos
atrapados en este planeta, y cómo podemos lograr la liberación.
=====00=====
En línea con lo expuesto, en Ituci Siglo XXI tenemos editado un libro (un excelente libro nos atrevemos a decir, pese a tener en cuenta que somos los editores y haciéndolo público) que en sus 476 páginas analiza profundamente esta teoría y otras en la misma línea.
Imagen de la portada del libro:
Y en la contraportada se adelanta lo que se va a encontrar en el interior.
¿Existen indicios que nos hagan pensar
que el mundo está en manos de unos pocos, empeñados en perpetuar, a toda costa,
su control sobre la humanidad? Así lo cree Tavo Jiménez, quien nos acompaña en
un recorrido a través del tiempo, presentando a los actores de una trama que se
pierde en el pasado más lejano. ¿Está la Tierra bajo la influencia de los
Ángeles (seres extraterrestres) que se rebelaron contra Dios, creando el mundo
tal y como lo conocemos? En el libro Génesis se narra, metafóricamente, la
creación del género humano y su defenestración del coto original, tras el acto
sexual entre los seres responsables de un proyecto evolutivo y las féminas
humanas. Los cronistas exponen que el diseño inicial se ve abortado, por la
acción de aquellos comisionados que estaban a cargo del plan de evolución, y que
a través de aquella desobediencia angélica la humanidad se convierte en victima
de un secuestro planetario que ya dura milenios. De ser así, ¿que rol juegan las
religiones, las entidades financieras y los líderes políticos en esa rebelión?
¿Es el 11 de Septiembre de 2001 el comienzo del Fin de los Tiempos, o de "Estos
Tiempos"? Estas y otras preguntas se dan cita entre estas páginas. Sumario a
Lucifer no es una obra de ficción, sino un revelador trabajo para reflexionar
sobre nuestros orígenes, el turbador presente, y el futuro que
---posiblemente--- nos aguarda. Si alguna vez ha pensado que estamos siendo
manipulados, y que la verdad ha sido ocultada a conveniencia, Sumario a Lucifer
no le dejará indiferente.
Más información en: http://www.ituci.com/paginas/